¡Estimado Presidente!
¡Estimados colegas!
¡Señoras y señores!
Concedemos gran importancia a la última cumbre de la OSCE en este siglo, en Estambul grandioso – uno de los mayores centros de la civilización mundial. Expreso mi agradecimiento al Presidente de la República de Turquía, Su Excelencia, el señor Suleyman Demirel y el gobierno de Turquía por la hospitalidad y excelente organización de la reunión. Juntos con el hermano pueblo de Turquía, estamos lamentando por gran tragedia, un terrible terremoto Turquía, que se cobró miles de vidas. Compartimos su dolor y decimos que se quede en el pasado.
¡Señor Presidente!
Al final del siglo XX, que sufrió los horrores de dos guerras mundiales devastadoras y la prueba dura de la guerra fría, se abrió ante Europa un camino para la paz estable y la estabilidad. Pero, por desgracia, todavía no hemos alcanzado plenamente los objetivos y principios, proclamados casi hace veinte y cinco años en Helsinki.
La dura realidad es la amenaza a la soberanía, la integridad territorial, en general, la seguridad de los estados miembros de la OSCE, que causan la desgracia y el sufrimiento a millones de personas. Me veo obligado una vez más llamar la atención internacional a la intolerable situación, de Azerbaiyán. Más de seis años una quinta parte del territorio soberano de Azerbaiyán está bajo la ocupación de las fuerzas armadas de Armenia. Como resultado de la “limpieza étnica” un millón de azerbaiyanos fueron expulsados de sus hogares.
Por desgracia, desde nuestra última Cumbre, el proceso de paz no ha dado los resultados deseados. Los copresidentes del Grupo de Minsk no demostraron la actividad necesaria y la secuencia para la aplicación de los principios adoptados en la Cumbre de Lisboa de la OSCE. El proceso de Minsk entró en un estado pasivo. En estas condiciones, surgió una necesidad de encuentros personales y entre los Presidentes de Azerbaiyán y Armenia. Tuvieron lugar varios encuentros que nos permitían confiar en que podíamos llegar a una solución pacífica del conflicto. Por supuesto, un factor importante para el arreglo del conflicto es la voluntad de ambas partes a hacer concesiones. Pero, por supuesto, el compromiso tiene sus límites establecidos por los principios y normas del derecho internacional.
La región de Nagorno Karabaj de Azerbaiyán puede y debe convertirse en una región de una convivencia pacífica y segura de los armenios y azerbaiyanos. Esto contribuirá al establecimiento de la paz y las relaciones de buena vecindad entre Azerbaiyán y Armenia. Para eso hace falta liberar los territorios ocupados de Azerbaiyán, determinar el estatuto adecuado de Nagorno Karabaj dentro de la República de Azerbaiyán.
Quiero señalar que nuestras negociaciones con el Presidente de Armenia no puede sustituir a las actividades del Grupo de Minsk de la OSCE, que se encarga de resolver el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán. Llamo a los Jefes de Estado y de Gobierno de la Conferencia de Minsk de la OSCE hacer todos los esfuerzos para reanudar las negociaciones en el futuro próximo en el marco del Grupo de Minsk. La comunidad internacional debe sucesivamente y decididamente defender los principios proclamados sobre el arreglo del conflicto.
A través del prisma de estos problemas vemos el papel de la OSCE en el próximo siglo. La OSCE debe actuar con decisión para proteger a sus propios principios y para ampliar considerablemente sus capacidades operativas, principalmente para desarrollar sus fuerzas de paz multinacionales.
Considero necesario aumentar la eficacia del Tratado sobre Fuerzas Armadas Convencionales en Europa. Declaro que la militarización de la región y despliegue ilegal de armas extranjeras en los territorios ocupados de Azerbaiyán amenazan a la seguridad de Azerbaiyán. A pesar de esto Azerbaiyán cumple por completo sus obligaciones en virtud de este tratado. Pero las acciones de algunos Estados debilitan el tratado y la seguridad de los Estados participantes.
Una parte integral de Europa es la región del Cáucaso. Me dirijo a los Jefes de Estado y de Gobierno de los Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Turquía, Georgia, Armenia y todos los demás miembros interesados de la OSCE para tomar medidas decisivas destinadas a resolver los problemas de nuestra región. Me propongo establecer un pacto de seguridad y cooperación en el Cáucaso del Sur. Este pacto debe consolidar los principios fundamentales de las relaciones internacionales y arreglar los conflictos. Este pacto debe excluir las fuerzas armadas extranjeras y las líneas divisorias en la región, prevenir la agresión y la limpieza étnica, el separatismo y el terrorismo. No se puede permitir la realización de las acciones sobre la base de un hecho realizado y los dobles estándares. Este pacto debe llevar a la paz, la estabilidad y la seguridad en la región, a la prosperidad económica y la cooperación de los Estados soberanos, independientes y democráticos en el Cáucaso del Sur. La acción eficaz de la comunidad internacional en el Cáucaso del Sur en vísperas del siglo XXI será una contribución importante a la creación de un país libre y Europa indivisible y segura.
Agradezco por la atención.